La denuncia subreportantes de la explotación y el abuso sexuales infantiles por parte de los trabajadores humanitarios y las fuerzas de mantenimiento de la paz.
Por Corinna Csáky, Save the Children
El informe
En el informe Nadie a recurrir al informe (PDF) nos centramos en formas de mejorar la respuesta de la comunidad internacional a la explotación sexual y el abuso de niños por parte de los trabajadores humanitarios, las fuerzas de mantenimiento de la paz y otras personas que actúan en su nombre en situaciones de emergencia.
Cada caso de tales abusos es una grave violación de los derechos de los niños y una traición a los principios fundamentales de la acción humanitaria. Este informe llama especialmente la atención sobre el problema de la falta de denuncia de ese abuso y aborda una serie de cuestiones conexas. No se trata de un documento técnico detallado, sino que tiene por objeto incorporar nuevas pruebas a los debates entre los responsables políticos, los políticos y los que luchan a nivel local con los obstáculos a una acción eficaz.
La investigación sugiere que los niveles significativos de abuso de niños y niñas continúan en situaciones de emergencia, y gran parte de ellos no se denuncian. Las víctimas incluyen huérfanos, niños separados de sus padres y familias, y niños en familias dependientes de la ayuda humanitaria. La existencia de este problema ha sido ampliamente conocida desde 2002 y se han comenzado a tomar varias medidas positivas para eliminarlo.
Una conferencia de alto nivel celebrada en Nueva York en diciembre de 2006, a la que asistió el Secretario General de las Naciones Unidas, reafirmó el compromiso de los organismos de las Naciones Unidas y otros actores internacionales de actuar enérgicamente. Entre ellas figuran la elaboración de códigos de conducta, una mejor cooperación interinstitucional, nuevos mecanismos para fomentar la denuncia de abusos y una respuesta proactiva, y la preparación de material de capacitación, información y orientación.
En conjunto, estas medidas representan un grave intento de responder a una cuestión que recientemente se hizo visible. Sin embargo, es crucial que muchas de estas medidas dependan de la disposición y la capacidad de los niños y sus cuidadores para denunciar el abuso que sufren. Si esto no está asegurado, entonces el sistema en su conjunto permanecerá fundamentalmente defectuoso. La evidencia de tres países sugiere que los actores internacionales necesitan hacer mucho más para alentar y apoyar la presentación de informes por parte de niños y adultos para que las comunidades locales tengan confianza en el nuevo sistema.
Romper el silencio que rodea este problema es un paso esencial hacia su eliminación. Nuestra investigación sugiere que los niños y sus familias no están hablando debido a una mezcla de estigma, miedo, ignorancia e impotencia. Además, parece que a nivel de base los organismos internacionales aún no se perciben como respuestas eficaces a las denuncias, con la consecuencia de que las víctimas y otros no pueden ver el punto de denunciar abusos. Juntos, estos dos factores son un impedimento importante para erradicar este problema.